METAL MESH ARTIST"Atticus Adams isn't afraid to revisit his childhood memories. Born in Oregon but raised in West Virginia, Adams speaks often, with a soft, Southern twang, of summers spent at his grandmother's house. The green apples and salt she would prepare in the August heat, playing with dress linings in her fashion trunks, or the look of the weathered screen of her porch door all appear as oblique references in his work. Adams' memories and sculptures take on the Faulkner-like saga of summers in Appalachia: soft silk weeds that float above wild, overgrown grass, floral petals tilted by a summer rain, or the algae-like from mountain streams and creeks. His chosen material of metal and copper is durable but porous, nimble but sharp. Like his malleable but prickly materials, Adams' carries himself with a mixture of Southern hospitality and the strength of a generation of pioneers." Atticus grew up steeped in traditional folk art. Several members of his family were self-taught artists, deeply involved in such crafts as wood carving and quilting. “Making tangible objects is definitely part of my family heritage,” – “I come from a tradition of using simple, easily available materials for creative expression - I like to think of my work as Neo-Appalachian Folk Art". His formal art training includes stints at Yale School of Art, Rhode Island School of Design, and Harvard School of Architecture. Atticus's art has been exhibited in national institutions like The Carnegie Museum of Art, The Mattress Factory, and The Westmoreland Museum of American Art. His awards include receiving Artist of the Year from the Pittsburgh Center For the Arts in 2018. And his sculptures are now found in public and private collections in the USA, Great Britain, Spain, Australia, Saudi Arabia, China, and The Philippines. ARTISTA DE MALLA METÁLICA"A Atticus Adams no le da miedo revivir sus recuerdos de infancia. Nacido en Oregón pero criado en Virginia Occidental, Adams habla a menudo, con un suave acento sureño, de los veranos que pasó en la casa de su abuela. Las manzanas verdes y la sal que ella preparaba en el calor de agosto, el juego con los forros de los vestidos de sus baúles de moda o el aspecto de la desgastada mampara de la puerta de su porche aparecen como referencias oblicuas en su obra. Los recuerdos y las esculturas de Adams se asemejan a la saga faulkneriana de los veranos en los Apalaches: suaves hierbas de seda que flotan sobre la hierba salvaje y crecida, pétalos de flores inclinados por la lluvia de verano o algas que surgen de los arroyos y riachuelos de montaña. El material que ha elegido, el metal y el cobre, es duradero pero poroso, ágil pero afilado. Al igual que sus materiales maleables pero espinosos, Adams se comporta con una mezcla de hospitalidad sureña y la fuerza de una generación de pioneros". Atticus creció inmerso en el arte popular tradicional. Varios miembros de su familia eran artistas autodidactas, muy involucrados en artesanías como la talla de madera y el acolchado. “Realizar objetos tangibles es definitivamente parte de mi herencia familiar”, “Vengo de una tradición de usar materiales simples y fáciles de conseguir para la expresión creativa; me gusta pensar en mi trabajo como arte popular Neo-Apalache”. Su formación artística formal incluye estancias en la Escuela de Arte de Yale, la Escuela de Diseño de Rhode Island y la Escuela de Arquitectura de Harvard. El arte de Atticus se ha exhibido en instituciones nacionales como el Museo de Arte Carnegie, The Mattress Factory y el Museo de Arte Americano Westmoreland. Entre sus premios se incluye el de Artista del Año del Centro de las Artes de Pittsburgh en 2018. Y sus esculturas ahora se encuentran en colecciones públicas y privadas en Estados Unidos, Gran Bretaña, España, Australia, Arabia Saudita, China y Filipinas.