La coreografía de la imagen y el cuerpo visualLa práctica artística de Carola se inscribe en un territorio de exploración constante, donde la imagen, lejos de ser un objeto pasivo, se convierte en un espacio vivo de tensión y transformación. En su trabajo, el video, la pintura y las formas gráficas dialogan con las artes escénicas y la música, conformando un laboratorio transdisciplinar donde se experimenta con las formas de la visibilidad.En colaboración con la coreógrafa chilena Elizabeth Rodríguez, Sánchez ha desarrollado, a lo largo de más de una década, un "pensar con el cuerpo" que entrelaza lo sensible y lo teórico. Este laboratorio de creación no solo revela territorios inéditos de experimentación, sino que también ha sido reconocido en Chile e internacionalmente como un aporte a la reflexión sobre la relación entre imagen, cuerpo y movimiento.Su obra en el ámbito del video danza, con exhibiciones en Europa, Asia y América, se inscribe en un horizonte donde la imagen en movimiento despliega narrativas poéticas que resisten la lógica lineal y se adentran en los intersticios de la memoria y la emoción. Piezas como Cuando Bailo, Bailo; Cuando Duermo, Duermo y Al Agua no solo dialogan con el espectador, sino que lo invitan a habitar una experiencia donde la imagen se vuelve cuerpo y el cuerpo, imagen.Carola Sánchez también aporta una dimensión crítica y conceptual a su práctica gracias a su formación en estudios visuales, feminismo y política de la imagen, influenciada por pensadores como Georges Didi-Huberman. Esta formación permea tanto su obra artística como su trayectoria como directora de cine publicitario y creativa en agencias internacionales, campos en los que ha obtenido reconocimientos como los Leones de Plata en Cannes y el Grand Prix de Nueva York y Grand Prix de Argentina.Su trabajo publicitario, lejos de limitarse a lo comercial, se convierte en una extensión de su investigación artística, cuestionando los límites entre las disciplinas y expandiendo la potencia narrativa de la imagen. Así, Carola Sánchez no solo presenta un currículum, sino una constelación de prácticas que, oscilan entre el aparecer y el desaparecer, entre lo visible y lo invisible. La persistencia del instante: Pintura en 25 frames¿Qué ocurre cuando el tiempo se detiene, no para convertirse en la quietud absoluta de la imagen fija, sino para insistir, cuadro tras cuadro, en su condición de tránsito? En esta serie de 25 pinturas inspiradas en los frames de Mala Noche de Gus Van Sant, no reproduzco la película: la traduzco, la descompongo, la desdoblo en fragmentos que interrogan nuestra percepción.El cine, arte del movimiento, se suspende aquí en una paradoja. Cada pintura, nacida del instante fílmico, reclama su estatuto como tiempo detenido, como intervalo cargado de memoria. Pero a medida que pasamos de una pintura a otra, ese tiempo detenido cobra movimiento. Se restituye una temporalidad hecha de huecos, de silencios, de respiraciones que no están en la película, pero que emergen en esta transposición pictórica.El blanco y negro, recurso visual (no, la película original), aquí la reinvento como un lenguaje plástico autónomo. Las sombras y las luces no solo modelan los cuerpos y los espacios: son, en sí mismas, los protagonistas. Cada frame pintura es un umbral, un tránsito donde lo visible no se da de manera completa.En este sentido, propongo una reflexión sobre el fragmento, en lugar de buscar la totalidad narrativa del cine, confronto con la potencia de lo incompleto. Cada pintura es un residuo, una huella, pero también un comienzo posible. El espectador no "mira" simplemente estas imágenes; debe habitarlas, proyectar en ellas su propio deseo de continuidad.La persistencia del instante es, así, un homenaje a la obra de Van Sant, pero también una relectura: una manera de descubrir que, entre el cine y la pintura, no solo hay traducción, sino también transferencia, desplazamiento, eco.Como diría Paul Klee, aquí "el arte no reproduce lo visible, sino que hace visible".En estas 25 pinturas, lo visible es siempre provisional, inacabado. Es un acto de memoria que, como toda memoria, no busco la fidelidad al pasado, sino su reapropiación crítica, su renacimiento en la experiencia presente del espectador. The choreography of the image and the visual bodyCarola's artistic practice is part of a territory of constant exploration, where the image, far from being a passive object, becomes a living space of tension and transformation. In his work, video, painting and graphic forms dialogue with performing arts and music, forming a transdisciplinary laboratory where he experiments with the forms of visibility.In collaboration with the Chilean choreographer Elizabeth Rodríguez, Sánchez has developed, over more than a decade, a "thinking with the body" that intertwines the sensitive and the theoretical. This creation laboratory not only reveals unprecedented territories of experimentation, but has also been recognized in Chile and internationally as a contribution to reflection on the relationship between image, body and movement.His work in the field of video dance, with exhibitions in Europe, Asia and America, is part of a horizon where the moving image deploys poetic narratives that resist linear logic and delve into the interstices of memory and emotion. Pieces like When I Dance, I Dance; When I Sleep, I Sleep and Al Agua not only dialogue with the viewer, but invite them to inhabit an experience where the image becomes a body and the body, an image.Carola Sánchez also brings a critical and conceptual dimension to her practice thanks to her training in visual studies, feminism and image politics, influenced by thinkers such as Georges Didi-Huberman. This training permeates both her artistic work and her career as an advertising and creative film director in international agencies, fields in which she has obtained recognitions such as the Silver Lions in Cannes and the Grand Prix of New York and Grand Prix of Argentina.His advertising work, far from being limited to the commercial, becomes an extension of his artistic research, questioning the limits between disciplines and expanding the narrative power of the image. Thus, Carola Sánchez not only presents a curriculum, but a constellation of practices that oscillate between appearing and disappearing, between the visible and the invisible. The persistence of the moment: Painting in 25 framesCinema, the art of movement, is suspended here in a paradox. Each painting, born from the filmic instant, claims its status as stopped time, as an interval loaded with memory. But as we move from one painting to another, that frozen time gains movement. A temporality made of gaps, silences, breaths that are not in the film, but that emerge in this pictorial transposition, are restored.In this sense, I propose a reflection on the fragment, instead of looking for the narrative totality of cinema, I confront the power of the incomplete. Each painting is a residue, a trace, but also a possible beginning. The viewer does not simply "look" at these images; He must inhabit them, project onto them his own desire for continuity.The persistence of the moment is, thus, a tribute to Van Sant's work, but also a rereading: a way of discovering that, between cinema and painting, there is not only translation, but also transference, displacement, echo.As Paul Klee would say, here "art does not reproduce the visible, but rather makes it visible.“In these 25 paintings, what is visible is always provisional, unfinished. It is an act of memory that, like all memory, does not seek fidelity to the past, but rather its critical reappropriation, its rebirth in the viewer's present experience.
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